Hoy tengo que ir al masajista después de mucho retrasarlo por qué estoy tan mal de la espalda que no puedo ni sentarme en el trabajo. La cosa no empieza muy bien cuándo llego a su consulta y me dice que tengo que desnudarme. Soy un poco tímido y estas cosas me ponen muy nervioso. La timidez tarda poco en quitárseme cuando noto la polla del masajista golpeando sin parar en mi culo mientras me pajea y me hace que no pueda dejar de gemir durante todo el rato. Menudo corrida mas rica y qué masaje más relajante.