Hoy voy a casa de unos amigos a una fiesta de disfraces. Cuando llego a la casa me llama la atención un veinteañero flaquito de culo pequeñito disfrazado de presidiario. Me llevo una sorpresa cuando me entero que es el hijo universitario del que tanto habla mi amigo. Él tampoco deja de mirarme y en un momento que coincidimos me susurra que me espera en una habitación cercana. Cuando llego me lo encuentro a cuatro patas con su pequeñito y blanco culito en pompa y unas medias blancas que me ponen el rabo a punto de reventar.