Menuda mala suerte que tengo. El trabajo de final de curso de la universidad me toca prepararlo con él rarito de la clase. Hoy voy a ir a su casa para empezar a hacerlo y no entiendo cómo es posible que a mis veinte años este tan nerviosos por eso. Cuando llego nos sentamos en una mesa en el salón y al poco de estar ahí noto su mano sobre mi polla. Me lo quedo mirando fijamente y no soy capaz ni de menearme. Cuando me quiero dar cuentas tiene mi polla en la boca y si me descuido estoy apunto de correrme.