Mi jefe me fastidia el fin de semana con mi mujer por una reunión de trabajo y encima quiere que me lleve a su hijo. Un veinteañero alocado al que su padre quiere reformar poniéndolo a trabajar y precisamente quiere que empiece este fin de semana. A mí me sienta fatal y no estoy para soportar sus tonterías. Para matar su aburrimiento se dedica a llamarme al móvil y a decirme cosas como que tiene la polla tiesa y que si quiero probarla. No pienso aguantarle ni una tontería más y cuando entro en la habitación y le veo tumbado de espaldas y con ese culazo me vuelvo loco y no paro de meterle la lengua aunque sea el hijo del jefe.