Y no será que no le avise a mi compañero de piso lo que podía pasar si seguía paseándose delante mio cubierto tan solo con una toalla como si estuviera solo en la casa. Y el ni caso me ignoraba con una sonrisa traviesa en los labios. Aunque yo estoy encantado que sea tan desobediente. Ahora soy yo el que se ríe paseando mi lengua sin parar por tu culito abierto y viendote pajearte mientras te follo el culo. Aunque lo más rico de la noche es cuando termino con la boca llena de lefa. Viciosos sin remedio.