Lo último que me faltaba por soportar hoy. Un veinteañero insoportable cerrándome la puerta en las narices. Después de tener que soportar sus comentarios de pijo estirado y caprichoso. Como si a mí me gustara tener que ir por las casas haciendo encuestas. Cuando me paro a pensar en lo que acaba de pasar mi enfado aumenta y también mi polla empieza a ponerse dura cuando fantaseo en cómo darle su merecido. No sé en que momento la fantasía se convierte en realidad pero aquí estoy dentro de su casa otra vez y con ese rubio insolente saltando sobre mi polla tiesa.